Esta historia nace con un viaje, como ocurre con tantas cosas. Ha pasado más de medio siglo desde el día en que un viajero sueco llegaba a Santa Lucía, en el sureste de Gran Canaria.
Santa Lucía celebraba ese día las fiestas de Nuestra Señora de la Luz. Una fiesta nacida de una tradición antigua, que recibía de casualidad al protagonista de nuestro relato.
El viajero se encontraba por sorpresa con un pueblo cuyas fiestas le transportaban, de un salto, a la ciudad sueca de Luléa.
Santa Lucía, donde si no, en qué otro lugar podía haber encontrado un espejo de su Lucía Sueca.
Ese fue el inicio, de la que saldría la iniciativa de D. Vicente Sánchez Araña, que impulsaría la creación del Patronato Reina de la Luz junto a un grupo de grancanarios. Una puerta de unión entre 2 lugares remotos, pero luego cercanos. Son ellos los responsables del éxito de una tradición ya consolidada: la visita de la Lucía Sueca a nuestra isla, año a año.
Una visita anual que nos anuncia el comienzo de la Navidad.
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